En la imagen Enriqueta el día de la primera comunión de su hija, con su marido y sus hijos.

Al pasar los años comprendes el por qué ella una mujer tan alegre, llevaba esa máscara de tristeza. Ella sabía que algo no iba bien, no había ido mucho al colegio, pero eso no le impedía ser una mujer lista e inteligente. Su memoria se iba. Ahora los recuerdos están atrapados. No sabe quién es el que está a su lado, ni cómo se llama quien entra en la casa, pero sonríe, siempre sonríe.